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En la actualidad, la estimación del
tiempo de muerte de una persona se realiza a través de la medición de la
temperatura interna de un cuerpo, la rigidez de los músculos ( rigor mortis ) y
flacidez irreversible, las livideces, la estimulación de los músculos faciales
para calcular la excitabilidad, la deshidratación, los niveles de potasio en el
fluido del globo ocular y la elaboración de un inventario de la fauna
tafonómica. Hace unos días, se acaba de divulgar un nuevo método para el
cronotanatodiagnóstico, esta vez desde la genética.
El pasado 13 de febrero los
investigadores Roderic Guigó y Pedro G. Ferreira publicaron el artículo The effects of death and post-mortem cold ischemia on human tissue transcriptomes en la revista Nature Communications, donde identifican patrones específicos en los tejidos después de la muerte en
más de 7,000 muestras de 36 tejidos diferentes, obtenidos de 540 donantes del proyecto Genotype-Tissue Expression (GTEx), un tipo de referencia base de datos y
banco de tejidos con sede en Estados Unidos. Además, han implementado un
software para calcular el tiempo transcurrido desde que la persona falleció, a
partir de éstos patrones genéticos.
La base fundamental de la
investigación son ciertos genes que aumentan ( ARNm ) y desaparecen ( HBA1 )
indistintamente en la piel, los pulmones, tiroides, colon, esófago, testículo y
otros tejidos corporales. Al parecer, la principal causa por la cual los genes
permanecen activos luego de la muerte es la hipoxia o falta de oxígeno que se
produce al cesar el flujo de sangre.
Sin embargo, las observaciones a la
investigación están relacionadas a la calidad de la muestra, debido a que sólo
permite calcular el momento de la muerte dentro de las primeras 24 horas y que
éstas fueron recogidas en diferentes circunstancias e intervalos de tiempo,
después de la muerte, para otro propósito y en un entorno clínico. En efecto,
hay lugares donde por sus características climáticas el tejido se degrada más
rápido. De cualquier manera, estas precisiones antes que quitarle mérito al
valor de la investigación, son aspectos que deben considerarse para calibrar
los análisis transcriptómicos futuros y esclarecer que no existe una ciencia
exacta, sino de alta certeza, y que la disponibilidad de diversos métodos
científicos enriquecen a la ciencia.
En suma, la comunidad científica reconoce que la investigación no sólo
tiene una importancia esencial para la patología forense, la mejora en la
obtención de muestras biológicas, los protocolos de preservación de órganos,
sino también para el transplante de órganos.
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