En la Universidad de
Tennesse, Estados Unidos un grupo de investigadores multidisciplinarios,
conformado por profesores y estudiantes graduados, han comenzado a ejecutar en
el Centro de Antropología Forense de esa casa de estudios, conocida
internacionalmente como “la Granja de Cuerpos”, diversos proyectos de
investigación de fosas con una duración aproximada de tres años.
Esta iniciativa fue
concebida hace una década, y en la actualidad los cuerpos y órganos que se utilizan
proceden de donaciones hechas a la entidad. “La Granja de Cuerpos” es la más
antigua y de mayor prestigio de un grupo de centros de investigación de todo el
país dedicado al estudio de la descomposición de los restos humanos. Sus
investigaciones se están empleando para ayudar a las autoridades y facilitar
las causas penales. Si el experimento global que están promoviendo tiene éxito,
podría impulsar no sólo la reputación de la universidad y de su departamento de
antropología a mayores niveles, sino las investigaciones forenses en el mundo y
las sanciones a los responsables procesados por delitos de lesa humanidad.
Con el cambio de
liderazgo en el Centro de Antropología Forense, su nuevo director Amy Mundorff,
conocido en su campo por ayudar a identificar los restos de algunas de las
miles de víctimas de los atentados de 2001 del World Trade Center, muestra un
interés más intenso en el tema de derechos humanos.
En efecto, fue en el
marco de la Cumbre de 1996 del G7 en Francia, cuando la Comisión Internacional
sobre Personas Desaparecidas, que se estableció en Bosnia-Herzegovina, junto
con otros grupos de derechos humanos, hicieron una revelación escalofriante, a
partir que los hallazgos de fosas, cadáveres y restos encontrados no se
aproximaban a la magnitud de lo denunciado: Cuando los investigadores se
acercaban demasiado, alguien podría desenterrar las tumbas de las víctimas
asesinadas en el conflicto de los Balcanes y moverlos. Definitivamente esta
afirmación no ha convencido en prestigiosos centros de investigación como
Straffor, quienes no sólo cuestionaron la veracidad de las denuncias, sino la
carencia de rigor científico de las investigaciones forenses y hasta la
politización de estos acontecimientos para justificar la intervención de
Estados Unidos y las fuerzas de la OTAN en estos países.
Entre los principales
proyectos que se están realizando al respecto en la “Granja de Cuerpos”
destacan:
1.- La teleobservación,
buscando una visión más fina para fosas de menos de 100 cadáveres y que no dependa
del tiempo de la descomposición de los restos. Se espera que el gobierno de
EE.UU. desclasifique las imágenes más antiguas conocidas de fosas comunes de
los satélites y de toda tecnología a distancia.
2.- La tecnología LIDAR,
que es la abreviatura de Light Detection and Ranging, que utiliza un láser para
trazar los contornos de la tierra y buscar cambios de elevación sutiles.
3.- La tecnología de las
imágenes multiespectrales. para ver lo que se reflejaba en el suelo en el
espectro de luz diferente, como el azul, verde, rojo, infrarrojo, etc. Estas
tecnologías permitirían descubrir las fosas clandestinas desde lejos,
principalmente las más pequeñas y difíciles, que son las más comunes, es decir
las que contienen 10, 20 y 30 cadáveres.
4.- Dos estudiantes de
postgrado de antropología molecular están trabajando en un ADN co-mezcla del
proyecto para ver si es posible que el material genético de dos personas puedan
filtrarse y contaminar los demás restos, lo que haría difícil la identificación
de las víctimas.
5.- Dos profesores de la
agricultura estudian la ecología del suelo cuando los cadáveres se descomponen
en las tumbas.
6.- Otro está
catalogando especies de plantas en la zona para ver si cambian cuando la
descomposición libera nitrógeno en el medio ambiente.
7.- Para impulsar su
teoría de que los cadáveres enterrados liberan nitrógeno en el suelo y la
vegetación circundante, y que estos son visibles a las tecnologías de
teleobservación, Mundorff ha realizado un estudio piloto en pequeña escala. En
enero de 2011, enterró un cuerpo, pero al realizar el estudio de línea de base,
se encontró con las primeras dificultades, en principio necesitaba tierra que
nunca había acogido antes de los cuerpos en descomposición, y la UT todavía no
había levantado la valla para la tierra nueva. Asimismo, Texas padeció una de
las peores sequías de los últimos tiempos, reduciendo el rebrote de la
vegetación alrededor de la tumba. Los
resultados de su primer lote de 37 muestras fueron mediocres y en estos
momentos espera la presentación de 100 muestras de plantas recogidas a lo largo
de 18 meses para ver si los niveles de nitrógeno ha aumentado, lo que
demostraría la posibilidad que pueda ser recogida, aunque sea de forma remota,
que Mundorff espera verificar químicamente.
Por lo pronto, para
poder realizarse este proyecto global, los responsables han informado que se necesita
alrededor de $ 200.000, y posiblemente más, debido a que este proyecto, han
querído hacerlo lo más completo posible, contando con tantas tecnologías e investigadores
como se requiera. Finalmente, han planeado la realización de un taller para
trabajadores internacionales sobre cómo excavar fosas comunes. Es un curso que
sólo se ha ofrecido con restos de animales, nunca con los humanos.
1 comentario:
Buen artículos y excelentes proyectos que están realizando los felicito.
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